lunes, marzo 02, 2015

El Ciego (http://parapensarenti2.blogspot.com.es)

 Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:

"POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".

Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.

El publicista le contestó:

- "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".

Sonrió y siguió su camino.  El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:

"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA"


Frase del Día (02-03-2015)

No hace tanto años nuestros buzones eran oasis de empresas que te ofrecían prestamos rápidos. De repente nuevas financieras y nuevos bancos, "que explosión", hasta los supermercados competían por las mejores ofertas y no eran en productos alimenticios. Era en tarjetas de todas las modalidades, debito, crédito, pagar arpincipio de mes, etc… El anuncio seria algo así: ¡ Por dos botes de cola cao llévate una tarjeta y págala en cómodos plazos. ! El crac económico estaba dispuesto, en una estrategia de estafadores, psicólogos, estadistas, y conocedores de las leyes de recobro de morosos; convertiendose de esta manera los salvadores en nuestros propios verdugos. La población pagaría con sus posesiones. El final de la crisis se prolongaría y en el epitafio del pueblo español quedaría escrito: "No podremos ni heredar los que no nos dejaron nuestros padres y tampo generaremos riqueza para nuestros hijos. El estado español no es un estado para los ciudadanos, simplemente es el Imperio de Ali Baba y los cuarenta ladrones. Lo único que en el cuento se sabían que eran cuarenta... En nuestro cuento no sabemos cuantos son