viernes, junio 12, 2015

El perro y el cocinero (http://edyd.com/fabulas/esopo)

Organizó un cocinero una espléndida cena para celebrar la buena suerte de una de sus amistades y su familia. Su perro, para no ser menos que su dueño, también decidió convidar a un amigo a llenarse la panza.
- "Te invito a cenar esta noche a mi casa", le dijo alegremente el perro del cocinero
Feliz por tan extraordinario acontecimiento, el perro acudió tan rápido como la noche hizo acto de presencia. Al ver la enorme cantidad de comida que había en la fiesta, no pudo dejar de decirse a sí mismo:

- "He de aprovechar esta magnífica ocasión para llenar mi estómago todo lo que pueda. Con tal cantidad de comida, no tendré la necesidad de alimentarme durante días".
Absorto en sus pensamientos, no vio llegar al cocinero, el cual al ver al desconocido perro caminando por su cocina, lo agarró de las patas traseras y lo lanzó sin ninguna contemplación por la ventana. Al darse cuenta de la falta de suelo bajo sus patas, el perro comenzó a aullar tan escandalosamente, que los perros que se encontraban bajo la ventana le preguntaron:

- "¿Tanto has comido para dar esos alaridos?"
- "Me encantaría contestar a vuestras preguntas, pero con tanto beber, no sé ni como he llegado a la calle".

Frase del Día (12-06-2015)

La envidia es uno de los siete pecados capitales, incluso en la Grecia Clásica, se le denominaba como "mal de ojo". Es verdad que todos los vicios son feos, pero la envidia tiene algo más. Por ejemplo, robar está mal, pero cuando uno roba, consigue algo en cambio: lo que ha robado y algunos incluso remordimientos, claro siempre y cuando no sea politico y menos si es del PP, esos ya es que ni pillandolos con la mano en la masa sienten vergüenza de lo que ha pasado, es más sera capaz de decir... que aquel del PSOE está robado más, como si fuese un orgullo el robar. En cambio, la envidia es tonta, porque en cambio de la envidia, no se consigue absolutamente nada excepto pasar un mal rato y ver que no has sido capaz de llegar a donde tu amigo o vecino ha llegado, por tu impotencia o por la impotencia de los que confiabas