Una orgullosa corneja, cuyo cuerpo había crecido mucho más que el
resto de sus congéneres, se creyó mejor que las demás y sin pensarlo
demasiado, abandonó con desprecio a su bando para buscar fortuna entre
el nutrido grupo que formaban los admirados cuervos.Pidió de todas las maneras posibles que la dejaran ingresar en su bando, pero como los cuervos no reconocían su figura como uno de los suyos y tampoco entendían lo que quería decir con su voz, comenzaron a golpearla muy violentamente, haciendo que se cayera de la rama en la que se había posado.
Muy avergonzada por lo que acababa de suceder, la corneja intentó regresar al que había sido desde su nacimiento su hogar, pero sus hermanes, a las que tan mal había tratado, se negaron a volver a aceptarla, ya que solo volvía porque los cuervos a los que pretendía unirse la habían rechazado. De esta manera tan tonta, terminó la pobre corneja sola y abandonada, sin nadie en el que poder confiar, ni hablar de las preocupaciones del día a día.
