Un cuervo,
acostumbrado a molestar, se asentó al dorso de una oveja. La oveja,
muy en contra de su voluntad, la llevó de uno a otro lado durante
mucho tiempo, y por fin dijo:
- "Si usted hubiera tratado a un perro de esta manera, habría sido su postre en sus dientes agudos".
A esto el cuervo contestó:
- "Desprecio al débil y cedo ante el fuerte. Sé a quien puedo intimidar y a quien debo adular; así prolongo mi vida a una vejez buena".
- "Si usted hubiera tratado a un perro de esta manera, habría sido su postre en sus dientes agudos".
A esto el cuervo contestó:
- "Desprecio al débil y cedo ante el fuerte. Sé a quien puedo intimidar y a quien debo adular; así prolongo mi vida a una vejez buena".